En el verano de 2018, tras nuestro viaje por Galicia, hicimos una escapada rápida al centro de Portugal estableciendo como base la bonita ciudad de Coimbra.
Durante el viaje de ida desde España dimos un pequeño rodeo y en vez de ir directamente a Coimbra decidimos ir hasta Fátima y visitar uno de los centro de peregrinación más importantes del catolicisimo.
También hicimos una pequeña escapada hasta Oporto, para visitar una ciudad que nos encantó en nuestro anterior viaje a esta ciudad.
La preparación del viaje
El viaje hasta Coimbra lo hicimos en coche. Esta vez, como en años anteriores en los que fuimos a Oporto y Londres, dejamos a nuestros hijos con sus abuelos e hicimos una escapada rápida. A ellos les encanta viajar, pero estar con sus abuelos es también una felicidad para ellos.
Estuvimos alojados en el mismo centro de Coimbra, en el Hotel Oslo, que no es el mejor hotel en el que hemos estado, tampoco el peor, pero tiene dos grandes atractivos. El primero, estar en el centro de la ciudad. El segundo, una terraza desde la que se tienen las mejores vistas de la ciudad.
Si quieres saber más sobre esta ciudad no dejes de leer nuestro artículo con lo mejor que visitar en Coimbra.
Día 1. Fátima, Batalha y Pombal
Salimos desde Plasencia bastante temprano para poder aprovechar más el viaje relámpago. Y también porque la carretera que une la frontera de Portugal con Castelo Branco es bastante sinuosa por lo que se tarda bastante en recorrer unos 80 kilómetros.
En primer lugar, desviándonos un poco de la ruta lógica hacia Coimbra, fuimos hasta Fátima, donde se principal atractivo es la explanada donde se encuentra el famoso Santuario de Fátima. El año anterior habíamos estado en Lourdes y esperábamos algo similar pero nos sorprendio que Fátima no parecía tan comercial aunque también había numerosas tiendas.
Tras aparcar en un enorme aparcamiento de tierra fuimos hasta la inmensa Basílica de la Santísima Trinidad, un templo muy moderno construido recientemente que puede llegar a albergar 8000 personas. Inmensa. Ese es su atractivo, porque belleza tiene poca.
Desde allí caminamos por la explanada que te lleva hasta la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, que destaca por su alta torre, las escaleras que dan acceso a la basílica y su fachada. Del recinto también hay que destacar la Capilla de las Apariciones, que fue donde estaba el árbol junto al que supuestamente se apareció y el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús.
Tras comer en un restaurante cercano un fabuloso bacalao a la nata emprendimos viaje hasta Batalha, situada a pocos kilómetros. El gran atractivo de esta ciudad es el Monasterio de Batalha, sencillamente espectacular y es que por algo fue declarado Patrimonio de la Humanidad.
En Portugal no hay grandes catedrales pero este monasterio, junto al cercano de Alcobaça, representan los mayores templos religiosos del país. Cerca está también Pombal, donde hicimos una rápida parada para visitar su castillo antes de llegar por fin a Coimbra.
Este primer día finalizó con un pequeño paseo por la Baixa de Coimbra, donde se encuentra la Plaza del Comercio y la Rua Ferreira Borges.
Día 2. Coimbra y el Palacio de Buçaco
La diferencia horaria de Portugal siempre es una ayuda a la hora de visitar el país, y es que gracias a ella te puedes levantar antes sin sueño y tener más tiempo para conocerlo todo.
Tras desayunar, fuimos hasta el casco histórico de Coimbra y comenzamos a ascender por sus empinadas y empedradas calles, tan típicas en Portugal. Aquí es donde agradeces no venir con niños pequeños, pues diríamos que es casi imposible subir una silla por esas calles. Costaba incluso andando.
Por fin llegamos a la parte alta, donde se encuentra la Catedral Nueva, antigua sede de los jesuitas. Tras reponer fuerzas, entramos en ella y la visitamos antes de ir hasta el principal punto de interés de Coimbra, su Universidad.
En la Universidad de Coimbra, también declarada Patrimonio de la Humanidad, compramos la entrada completa que te daba acceso a la Torre, el antiguo Palacio Real, la bonita Capilla de San Miguel y sobre todo, al Biblioteca Joanina, su gran joya.
Para entrar en la Biblioteca Joanina te asignan una hora concreta pues hay que entrar en grupos de 60 personas. Allí está prohibido hacer fotos, incluso sin flash, pues en su interior viven una serie de murciélagos que vigilan los libros centenarios y los protegen de los insectos.
De allí fuimos al Museo de Ciencia de la Universidad, que también estaba incluido en la entrada completa. Muy interesante.
Tras dejar atrás la Catedral Nueva, comenzamos a descender por las empinadas calles hasta llegar a la Catedral Vieja, donde antiguamente estaba la sede del obispado. Tiene aspecto de fortaleza, como otras catedrales portuguesas, y cobran entrada pero merece la pena pagar por ver su espectacular claustro.
Tras la comida en un restaurante cercano continuamos descendiendo dejando atrás la Torre de Anto y llegando nuevamente a la Baixa, donde visitamos la Plaza 8 de Mayo. En esta plaza, con una bonita fuente en su centro, se encuentra la Iglesia de Santa Cruz, una de las más bonitas de la ciudad.
Así acababa nuestro paseo por Coimbra durante este día antes de ir a descansar un rato al hotel y reponer fuerzas para hacer una interesante excursión por la tarde, el Palacio de Buçaco.
A este palacio, situado en la localidad de Luso, se llega en una media hora. Hay que pagar entrada por entrar en coche, no así si vas andando o en bicicleta, pero merece la pena. El palacio es realmente espectacular y el entorno, mucho más. Fue un lugar que nos encantó. Y tras la visita fuimos hasta el Mirador de la Cruz Alta, desde donde se tienen unas fantásticas vistas de la verde Portugal.
Día 3. Oporto
Por supuesto que para visitar Oporto se necesitan varios días y nosotros solo fuimos uno. Pero es que ya lo conocemos y en esta ocasión quisimos hacer planes diferentes a nuetra anterior visita.
De Coimbra a Oporto hay aproximadamente una hora en coche llegando tras vencer la tentación de ir a Aveiro, una de las ciudades más bonitas de Portugal, y que también conocemos. En Oporto aparcamos en el parking que hay junto al Palacio de la Bolsa.
Y nuestra primera visita iba a ser esa, el interior del Palacio de la Bolsa. Pero estaba todo completo hasta las 17h. Solo se puede visitar de manera guiada y en las taquillas te indican las horas disponibles y el idioma en la que se hace. La primera persona que reserva para una hora elige el idioma.
Así que nos fuimos hasta la Torre de los Clérigos y subir a su gran torre, un plan que nos faltó en la anterior visita. Tardamos bastante en subir a la Torre de los Clérigos pues había mucha gente. Era domingo y hacía buen tiempo y Oporto estaba a reventar de turistas. Pero mereció la pena porque las vistas desde lo alto son espectaculares.
De allí fuimos caminando, dejando a un lado la Avenida de la Libertad y la Estación de San Bento hasta la comercial Rua Santa Catarina. Allí comimos en un restaurante una francesinha, el plato más típico de Oporto y posiblemente… el más sobrevalorado.
El siguiente destino era la zona del río, así que fuimos descendiendo por sus empinadas calles hasta el muelle de donde parten los paseos en barco e hicimos el crucero de los 6 puentes que te lleva por el Río Duero teniendo unas vistas diferentes de la ciudad.
Nuestra visita a Oporto terminó en Foz de Douro admirando un bonito atardecer antes de emprender camino a Coimbra nuevamente.
Y así finalizaba nuestro viaje relámpago a Portugal ya que al día siguiente emprendimos camino de vuelta a casa con ganas de ver a los niños y con ganas también de volver a este país que cautiva a casi todo el mundo.
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