En el Realejo de Granada, las calles susurran secretos de judíos exiliados, caballeros victoriosos y un palacio nazarí que sobrevivió a la conquista. Es uno de los barrios con más solera que visitar en Granada. Su nombre completo es Realejo-San Matías y se encuentra a los pies de la colina donde se encuentra la Alhambra
Este barrio, que en tiempos nazaríes fue el Barrio Judío de Granada, se convirtió en un espacio clave en la nueva ciudad cristiana. Los judíos de este barrio, llamado en esa época Garnata al-Yahud, «Granada de los judíos», convivieron de manera pacífica con los musulmanes hasta la conquista cristiana de la ciudad y la expulsión de los judíos tras la que se destruyó parte del barrio.
En este recorrido a pie, descubriremos los rincones más emblemáticos del Realejo, un barrio con alma propia que sigue sorprendiendo a quienes deciden pasear por sus laberínticas calles.
Un paseo por lo mejor que ver en El Realejo de Granada
En este artículo te invitamos a recorrer con nosotros este bonito barrio de Granada. Y si no quieres complicaciones puedes hacer este free tour por el Realejo, que te llevará por sus rincones mientras te cuentan historias que seguro que no conoces.
Poca gente decide visitar El Realejo cuando va a Granada, salvo atravesarlo en los autobuses que te llevan a La Alhambra o suben andando, pero es muy recomendable. Para este paseo recomendamos acceder al barrio desde la céntrica plaza de Isabel la Católica y desde ahí perderse por sus calles.
La Casa de los Tiros, donde los cañones cuentan la historia
Empezamos el paseo en la Casa de los Tiros, un caserón del siglo XVI que parece sacado de una película de caballeros. Hoy es el Museo de Historia de Granada pero en su día fue el orgullo de la nobleza granadina, que se pavoneaba tras la Reconquista. ¡Y esos cañones en la fachada? Toda una declaración de intenciones
En su interior, se pueden admirar exposiciones que narran el pasado de la ciudad, con especial enfoque en la época medieval y el Renacimiento, y cómo Granada evolucionó tras la conquista. Además, la casa tiene un hermoso patio interior que refleja el estilo arquitectónico de la época.
La Casa de los Tiros tiene una de las primeras y más significativas representaciones de la transición de la cultura musulmana a la cristiana en Granada.
Un barrio de leyendas
La leyenda de los cañones de la Casa de los Tiros cuenta que fueron colocados en su fachada para recordar la defensa heroica de Granada durante la guerra contra los moriscos. Se dice que estos cañones fueron traídos de la batalla y, al ser dispuestos en la casa, se convirtieron en un símbolo de la resistencia y el poderío militar de la época.
La Plaza de Mariana Pineda, la plaza que grita libertad
A un par de pasos de la Casa de los Tiros, después de zigzaguear por esas callejuelas que parecen un laberinto, te plantas en la Plaza de Mariana Pineda. Aquí va un homenaje a una granadina con carácter, Mariana, que dio la cara por la libertad en el siglo XIX y se ganó un sitio en el recuerdo.
En la plaza se encuentra un monumento dedicado a ella, una escultura de bronce de la heroína, que la retrata con la bandera que defendió. La plaza es un lugar de encuentro popular, rodeada de edificios de arquitectura tradicional andaluza y llena de historia.
Mariana Pineda fue una figura clave del movimiento liberal en Granada, y su sacrificio se celebra anualmente con una serie de actos culturales en la ciudad. La primera vez que visitamos esta plaza nos invadió esa sensación que tienes cuando la historia se combina con el presente.
El Cuarto Real de Santo Domingo: Un palacio con historia musulmana
Muy cerquita de la Plaza de Mariana Pineda encontramos el Cuarto Real de Santo Domingo, un hermoso palacio del siglo XIII, que fue originalmente una residencia de la nobleza musulmana de la dinastía nazarí.
El Cuarto Real de Santo Domingo es uno de los pocos palacios nazaríes que se conservan fuera de la Alhambra, lo que lo convierte en un valioso testimonio de la rica historia musulmana de Granada. Su arquitectura refleja la elegancia de la dinastía nazarí, con arcos de herradura y bellos patios adornados por fuentes, que siguen siendo ejemplos de la sensibilidad islámica por el agua y la luz.
Tras la Reconquista, el palacio fue ocupado por los monjes dominicos, quienes le añadieron detalles góticos, creando una fusión de estilos arquitectónicos únicos que dan carácter al edificio. Esta mezcla de culturas y épocas lo convierte en un verdadero tesoro de la ciudad
Iglesia de Santo Domingo, el barroco que abraza el cielo de Granada
Nuestra siguiente parada es la Iglesia de Santo Domingo, un imponente edificio de estilo barroco situado en la plaza que lleva su nombre. Esta iglesia fue fundada por la Orden de los Dominicos tras la Reconquista, estando vinculada a su expansión en la Granada de los siglos posteriores. Esta orden religiosa jugó un papel fundamental en la educación y evangelización, y su influencia se refleja en la grandiosidad de la iglesia, tanto en su monumental fachada como en su interior.
En su altar mayor se puede admirar el Retablo de Santo Domingo, una obra maestra que ilustra la devoción de la época y que ha sido testigo de numerosos actos litúrgicos durante más de 400 años. Es un lugar ideal para admirar cómo los elementos renacentistas se fusionaron con el barroco en la Granada de los siglos XVII y XVIII.
La iglesia alberga una de las mejores colecciones de arte sacro de Granada, con obras que datan del siglo XVII y se encuentra junto a la Plaza de Santo Domingo, en cuyo centro se encuentra una estatua de Fray Luis de Granada, uno de los más famosos escritores del siglo XVI.

La Plaza del Realejo, el alma de un barrio eterno
Dejamos atrás el barroco y nos perdemos de nuevo en las calles hasta llegar a la Plaza del Realejo, el auténtico corazón del barrio. Esta plaza, que durante siglos fue el centro de la comunidad judía en Granada, ha conservado su carácter pintoresco, con pequeños bares, tiendas y restaurantes que invitan a disfrutar del ambiente granadino. Aquí puedes hacer un pequeño descanso en este interesante paseo.
Es un espacio con mucha vida, donde puedes sentarte a tomar algo mientras disfrutas de las vistas de la zona. En el centro de la plaza se encuentra un monumento a José de Zorrilla, escritor y dramaturgo que pasó parte de su vida en este barrio.
La Plaza del Realejo toma su nombre de la antigua Alcazaba Real, el fuerte musulmán que ocupaba esta zona antes de la Reconquista.
El Campo del Príncipe. Un pulmón verde en el Realejo
¿Buscas un sitio para estirar las piernas en el Realejo? El Campo del Príncipe te recibe con los brazos abiertos. Este pedazo de plaza ajardinada lleva siglos siendo el escape de los granadinos. ¿Te animas a sentarte en una terraza y ver la vida pasar? Se trata de un rincón muy querido tanto por los habitantes del barrio como por los turistas, que pueden disfrutar de su ambiente tranquilo y su belleza arquitectónica.
El Campo del Príncipe es mucho más que un simple espacio verde. Fundado en el siglo XVI, esta plaza ha sido durante siglos un lugar de encuentro para los granadinos, un espacio de esparcimiento en medio de la bulliciosa ciudad. Además de su belleza natural, donde las fuentes y los árboles crean un ambiente relajante, el Campo del Príncipe es un lugar con un simbolismo profundo para los habitantes de Granada.
Durante la Semana Santa, por ejemplo, la Estatua del Cristo de los Favores, ubicada en la plaza, se convierte en un centro de devoción, ya que se cree que esta imagen milagrosa libró al barrio de una peste mortal en el siglo XVII. Hoy en día, sigue siendo un lugar querido por los locales para disfrutar de su calma y belleza.

El Lavadero Puerta del Sol, el lavadero que guarda susurros del pasado
Mientras comenzamos a ascender por el barrio, a los pies de la Alhambra, nos encontramos con uno de los secretos mejor guardados del Realejo, el Lavadero Puerta del Sol, un pequeño espacio que destaca por su encanto y su historia. Este antiguo lavadero formaba parte del sistema de abastecimiento de agua de la ciudad.
En su tiempo, las mujeres del barrio acudían a este lavadero a lavar la ropa, convirtiéndolo en un lugar de encuentro social. Hoy en día, el lavadero conserva su aspecto tradicional, con un surtidor de agua y una estructura arquitectónica que recuerda las antiguas costumbres granadinas. El entorno es tranquilo y pintoresco, rodeado de flores y árboles que aportan frescura al lugar.
El Lavadero Puerta del Sol es uno de los pocos lavaderos tradicionales que quedan en Granada, preservando el modo de vida del pasado.
El Carmen de los Mártires. Un oasis de paz con vistas a la Alhambra
El paseo termina en plan estrella: llegamos al Carmen de los Mártires, un jardín tan bonito que parece un secreto bien guardado. Con la Alhambra asomando a un lado, te sientes como en un cuento mientras paseas entre fuentes y palmeras. ¡Y pensar que casi nadie lo conoce! Este carmen, una típica vivienda de la burguesía granadina rodeada de jardines, ofrece vistas impresionantes de la Alhambra.
El Carmen de los Mártires es un lugar de belleza indescriptible, con jardines formales, fuentes, estanques y una gran variedad de plantas, que reflejan el estilo de los jardines islámicos que se solían cultivar en la época de los reyes nazaríes. En el interior, se puede caminar por senderos rodeados de palmeras, cipreses y otras especies autóctonas. Además, el jardín cuenta con una interesante mezcla de arquitectura cristiana y morisca.
En Granada hay muchos cármenes y si quieres conocer varios de ellos te recomendamos hacer este tour por los cármenes de Granada que te llevará por varios de ellos y te contarán muchos secretos sobre estas construcciones que solo puedes conocer en esta ciudad.
El Carmen de los Mártires es el lugar desde donde partió Boabdil para entregar las llaves de la ciudad en 1492.
¿Todavía no te decides a conocer El Realejo?
El Realejo de Granada es un barrio que guarda la esencia de la ciudad, con su mezcla de historia, tradición y belleza arquitectónica. Un paseo por el Realejo no solo es un viaje a través del tiempo, sino también una oportunidad para disfrutar de la vida local, con sus tiendas, bares y, sobre todo, su inconfundible ambiente.
El Realejo brilla en cada estación: flores en primavera, hojas doradas en otoño y una paz luminosa en los días soleados de invierno. Un sueño donde pasado y presente se encuentran. Sea cuando sea, este barrio te regala una experiencia única: la sensación de caminar por un sueño donde el pasado y el presente se dan la mano.
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